05/06/09

¡Ay, la familia! Qué espacio con más claro-oscuros. Es el conjunto de personas con los cuales uno crece, aprende, tiene experiencias,... Son los que creen tener la misión de salvaguardarte en cualquier momento. De protegerte del exterior y a veces de ti mismo. Y tienes que ser agradecido. Te unen a ellos unos lazos ocultos, que como si fueran Universales, damos por hecho de que, en algún lugar, tienen que tener existencia. ¡Cómo no va a ser de otra manera! La vida está hecha así y la familia está para lo que está.
A veces y no es por pataleta de adolescente, la familia cree saber muchas cosas cosas que, según ellos, tú no sabes, y que es lo mejor para ti. Los consejos sobre lo que uno tiene que hacer o no hacer, sobre los objetivos de tu vida, que parecen estar escritos en algún sitio, etc., son regalados como perlas de sabiduría o como encuentros con una sabiduría ancestral. A veces, lo que hay que hacer está por encima de las decisiones personales y las rupturas familiares, en ocasiones, se producen, simplemente, por tomar una decisión de manera personal. La familia, en ocasiones, no entiende que somos sujetos unidos por la experiencia común y por cierto grado de dependencia por parentesco, pero que por encima de esto está el individuo y su capacidad de elección.

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