07/04/14

Viajando de camino al trabajo, en una guagua de esas nuevas que tienen asientos que miran hacia adelante y otros que miran hacia detrás, tuve la sensación de que aquella guagua era como una metáfora de la vida. Los asientos que miran hacia detrás casi siempre están vacíos porque a la gente le da mareo. Hice la experiencia y pensé en que lo que estaba viendo ya había pasado. Era lo que quedaba atrás después de que la guagua pasaba por cada uno de los puntos de su recorrido. Sólo se miraba lo que todos habían visto ya. En los asientos que miran hacia delante se veía lo que todavía estaba por llegar, lo que nos esperaba, lo que era chiquitito para luego agrandarse. Cabía la posibilidad de que la guagua se rompiera y no pudiéramos llegar, o tuviéramos que hacerlo andando o gastando más dinero. El paisaje que tenían los que miraban hacia atrás iba a dejar de cambiar si la guagua se rompía, pero ya se había llegado y la falta de cambio unido al conocimiento lo convertiría en hastío. Pensé en la gente que estaba conmigo en la guagua. Pensé en mí mismo. Pensé en que a veces me gusta sentarme en los asientos que miran hacia atrás para hundirme en el hastío.

Comentarios

Entradas populares