15/07/09


Había una señora que aprendió que podía conseguir lo que quería a través de la queja. No es que su vida fuera perfecta y que más de una vez no fuera necesario el lamento. Pero el descubrimiento y el abuso del mismo fue transformandolo en carácter y su vida entera fue amargarse. Tenía taquicardias, hipertensión y siempre una amargura en la boca.

Había un señor que aprendió que podía conseguir lo que quería a través del enfado. No es que no tuviera motivos para enfadarse y que más de una vez no fuera necesaria la furia. Pero el descubrimiento y el abuso del mismo fue transformandolo en carácter y su vida entera fue enfurecerse. Tenía ansiedad, opresiones y siempre un empute en la boca.

Son casos reales de personas que no construyen su casa sino con ladrillos de oportunismos y aprovechamientos, intentando sacar tajadas de las relaciones personales. Ahora les cuesta salir de lo turbio de su vida. Ahora su carácter es su descubrimiento.

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