30/05/2017

La esfera de nuestro yo se agranda o se reduce dependiendo de necesidades. En ocasiones queremos integrar dispares con los que necesitamos estar pero que en el transcurso del tiempo no podemos abarcar. Y reunimos amigos y parejas y familiares que nosotros hemos elegido pero que no se han elegido entre ellos. Lo hacemos por nuestra necesidad de estar con todos y no nos damos cuenta que esta necesidad no es la necesidad del otro y que nuestras elecciones no son las de los que hemos elegido.
Elegimos personas, las adoptamos y mantenemos con ellas una relación. Nos integramos en un grupo del cual podemos salir cuando queramos porque hay en él personas que no elegimos y esta elección puede hacer que perdamos a los que hemos elegido. Querer integrar una elección nuestra en un grupo de elegidos puede suponer una temeridad. La sinceridad de avisar del error es un riesgo de incomprensión, pues las necesidades del otro pueden imponerse al criterio racional de las dificultades de agrandar demasiado la esfera de uno.

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