26/11/2016

A veces la memoria es capaz de recuperar los momentos en los que las buenas herramientas se utilizaron para bien de uno. A veces la infusión que desarrolla bienestar para los ardores del estómago o las teclas de un ordenador que vehicularon sentimientos fuera de uno. A veces tengo que volver a las experiencias salvadoras del pasado y encontrar en ellas, a falta de unas nuevas, los asideros que puedan mantener este uno.
Y haber querido libre, creyéndose fuerte, correr por el asfalto del dolor, desnudo. Y ahora lacerado, escondido, cada vez más, en mi concha salvadora, vuelvo a tener el báculo de sostenimiento.
Y no cambiaría este dolor por nada. Pero tengo que enderezar la espalda, mirar la carga y devolver el dolor a cada uno para que lo transforme, ellos, en vida, en su vida.

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