22/05/2011
Vuelvo a este blog, quizás después de mucho tiempo, para indignarme un poco. Ya estaba indignado anteriormente por casi idénticos motivos que los de los concentrados en diversos puntos de España y cuyos elementos de indignación son sobradamente conocidos. Pero ya hoy, día de elecciones me indigno porque nos dicen lo que tenemos que hacer con el recurso a decidir que nos ha dado esta democracia.
Escucho la radio y me planifican el día, diciéndome machaconamente que vaya a votar, que luego salga a comer y por la tarde me quede en casa o en cualquier otro lugar a escuchar los resultados, claro, en su sintonía. Oigo a los que se presentan para decidir por mí y también se repiten en la consigna: vayan, vayan,...
El día de hoy y sus mensajes difiere de los anteriores, en los que los mensajes de los concentrados en tantas plazas lo único que invitaban era a reflexionar, a debatir, a mentalizarnos de que el futuro lo podíamos hacer entre todos/as y que el voto era una forma de cambio, una forma de implicación, no la única.
Yo, hoy, voy a hacer lo que me dé la gana. Y lo voy a hacer en conciencia. Y no voy a tener que dar explicación de ello a nadie. Y no voy a soportar que nadie me diga que si no voto no puedo reclamar, o que el voto nulo o blanco sirve para esto o para lo otro, o que me hablen del voto responsable o útil. Ya eso me lo he planteado otras veces y me han dado por culo. Hoy haré lo que me pida el cuerpo y lo haré por mí, por estar conforme conmigo, no con los estamentos que lo único que quieren es que no me salga de los parámetros predefinidos. Por mí.
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